lunes, 22 de marzo de 2010

Post terremoto


Correo para Fernando: Todas las casas de la Villa San Pedro resistieron bien los movimientos, provienen de la década del 60 y fueron de construcción cuidadosa. Las noticias nos informan que nos corrimos tres metros hacia el mar, pero uno no se da cuenta de eso y en todo caso pienso que estamos a una distancia suficiente para no temer maremotos. Por lo general no corremos ante las fuertes réplicas de aquel cataclismo del 27 de febrero de 2010, como esa de 6,7 grados, bastante dura que nos hizo ver como se movía el gran mueble librero que más parecía galopar como un equino sobre sus patas y que en aquel día tremendo cayeron de él, rompiéndose muchas cosas, amados recuerdos, y que se barrió para la basura.

El amigo Albino tampoco tuvo problemas con su casa- de madera y levantada por él mismo y sus maestros- pero se le quebraron muchas piezas de su colección de loza de Lota. Pienso que las más notables las restaure, en lo que es tan hábil, con uno de esos pegamentos modernos. Orlando Mellado, el amigo pintor de Talca con peligro de vida recuperó más de 300 obras suyas y de su colección particular desde su casa-taller en tierra. Consuelo Saavedra que exponía sus terracotas en la sala Bíobío, en Concepción, se llevó a su casa obras que se rompieron en trozos grandes y otras en añicos. Algo hará con ellas, recreándolas.

La ciudad de Concepción es ahora otra cosa y hay muchos daños siendo difícil de recorrerla porque han cerrado las calles con arquitectura fracturada y es un fastidio vivir al sur del Biobio por el problema de los puentes que al quedar uno solo en pie cuesta hasta horas atravesar por una de las tres vías, dos para allá y una para acá...

Respecto de la secuela de réplicas seguimos ocupando nuestra habitación y la cama de siempre y algunos de esos soterrados tiritones no los hemos sentido. Lo que angustia bastante son los cortes de luz y tener encima las amenazas de otros posibles por la debilidad del sistema y para ser honrados desde aquella fecha ominosa solo hemos tenido agua para bañarnos unas pocas veces, lo demás ha sido lavarse por partes, unas hoy otras mañana.

La parentela mía, está bien y preocupados unos de otros. Hugo con sus 83 años y sostén de una extendida familia, se las arregla bien y está mejor que yo de salud que he recurrido a Mercedes, que es una experta kinesióloga, para que me trate el cuello, según ella receptor del 95 % de las tensiones que se traducen en dolores fatigosos como aquellas tortícolis tenidas cuando niños. Los hijos propios y sus familias han salido bien librados del cataclismo y he tenido de parte de ellos solo gentilezas de benévolas personas. De Contulmo tengo noticias buenas, salvo el pánico suscitado por las réplicas amplificadas por las casas de tablas, más el entorno de bosques y montañas de Nahuelbuta.

Debo agradecer la preocupación de colegas pintores, amigos y parientes lejanos al comunicarse para saber de nuestra situación, hasta de venir a vernos exclusivamente y traernos insumos necesarios a los que uno no puede negarse ya que al comienzo se veía mal el desabastecimiento y se temía llegar a pasar apuros.

Fernando, en mi correo anterior te sugería enviar a tu circulo de amistades el escrito de Mis terremotos y sus réplicas como hiciste con el de aquella sicóloga capitalina tan en boga...Creo haberte dado adecuada respuesta sobre mi situación post terremoto y que estoy en condiciones de ampliarte estas noticias en próximos contactos, junto con compartir con los vecinos alrededor de una fogata. Con el afecto de siempre.

Iván Contreras R. 2010