domingo, 4 de septiembre de 2011
Cantando himnos
jueves, 18 de agosto de 2011
Flores silvestres
![]() |
Las Amapolas - Monet (para ampliar haz click en la imagen) |
Decimos bellas cosas de las flores de nuestros jardines y avenidas, pero no mencionamos a las que nacen solas en los campos. Lo que suele hablarse de las flores silvestres es que son hierbas, a veces malas hierbas, aunque sabemos que las flores de jardín fueron también alguna vez agrestes y que ha sido el cuidado de muchas generaciones el que las ha transformado en las que hoy tenemos. Las amapolas que pintó en 1873 Claude Monet, en un pastizal de Francia, por entonces eran silvestres.
domingo, 24 de julio de 2011
La cazuela, plato para armar
Aquel viaje de 1968 hasta Arica lo llamamos “la campaña de la cazuela”, ya que el plato obligado en cada pueblo por el que pasábamos era este condumio nacional. A los hijos pequeños se les daba primero el caldo y luego, en plato aparte, lo sólido. Como era un viaje de ida y vuelta, fueron muchas las cazuelas que probamos, de hoteles y restaurantes; de modestísimas posadas en paradas del camino, en medio del desierto.
sábado, 2 de julio de 2011
Girasoles
miércoles, 8 de junio de 2011
Regalos

viernes, 13 de mayo de 2011
Esencia en gotas
Fuente foto: www.criaderoelcanelo.cl/
lunes, 25 de abril de 2011
Gonzalo Rojas, poeta

Fuente imagen: Consejo de la Cultura.cl
miércoles, 13 de abril de 2011
Los cielos de Malleco

Situado en la cima de una loma se tiene dominio sobre las otras lomas, que se suceden una tras otra hasta la lejanía. Donde se encuentran y ascienden por la cordillera arbolada de Nahuelbuta o bien se estrellan con la pantalla azul de la cordillera nevada de los Andes. Todo ese espacio está cubierto por la bóveda del cielo, inconmensurable, muy densa de aire azul en el cenit y aclarándose al llegar a contactarse con la tierra y sus horizontes. Para pintar un buen cielo y que resulte hay que considerar esta característica.
Una mirada al cielo y se saben muchas cosas para ese día o para muchos días consecutivos. Temprano en la mañana, el campesino mira su cielo y si es cristalino en su claridad es que augura un día caluroso.
Los días de enero pueden ser muy limpios y por tanto tener un firmamento de fuerte azul. El de febrero siempre ha de estar sembrado de nubes aborregadas y correrán brisas.
El cielo tiene dos vidas, una de día y otra de noche, pasando por las transiciones, la alborada y el crepúsculo que pueden ser muy hermosos en los colores que se desparraman como celajes en las alturas; horas preferidas para la fotografía y para los intentos de los pintores por eternizar en sus telas esos momentos considerados como románticos.
En invierno, en un día de temporal, puede ser el cielo un eterno espectáculo de nubes que transitan a gran velocidad impulsadas por vientos estelares. Una tormenta eléctrica con sus rayos formará figuras luminosas de increíble inventiva. Siendo niños, tendidos de espalda en el patio de tierra, mirábamos como se dibujaban en las nubes animales fantásticos y a veces los rayos cortaban las cabezas a los dragones. Cuando se desataban los grandes chaparrones hacían que toda la vida del campo se detuviera .
La noche depara un mundo nuevo en que la luna y las estrellas son las protagonistas. En la oscuridad nocturnal la luna llena parece más grande y con el silencio que ayudaba a concentrarse en sus manchas era posible ver clarito a la Sagrada Familia, a la virgen y el niño montados en el asno en su camino al exilio. De recorrer las estrellas, viajar por la vía láctea, reconocer a la osa mayor y descubrir la cruz del sur, pasar por los más brillantes luceros y no cometer la locura de contarlas- cosa que nos tenían prohibido -por la creencia segura de que nos saldrían verrugas dolorosas.
Las luciérnagas en sus vuelos intentan competir con las estrellas y cuando la noche estaba nublada podían ganar. También palidecían las estrellas cuando se encendían las luminarias sobre las lomas en el la noche de la Cruz de mayo.
Iván Contreras R.2008

Fuente foto Laguna del Malleco: http://www.skyscraperlife.com/
martes, 8 de marzo de 2011
Tocando la guitarra

Las ferias no siempre ofrecen buenos precios, pero sí la posibilidad de encontrar libros que se han hecho escasos, que son de décadas pasadas como este de la cantora popular que es de 1988 y además de una edición privada que jamás llega a las librerías formales. El Taller de Acción Cultural – Quinchamalí, le dio forma en base a entrevistas a cantoras populares de la zona de Ñuble. De los campos y de los pueblos, ellas consideran un don tener voz y el manejo de una guitarra. Podían tener voz para cantar composiciones de su pertenencia o lo de otras, pero lo que siempre - según decían - era difícil hacerse del instrumento y una de ellas contaba que tocaba en una guitarra heredada, muy vieja y nunca afinada. Lo otro era tener “una memoria grande y dotes” y también que no “tuvieran vergüenza para cantar”, o sea no amilanarse ante el público de esa fiesta, trilla de enero, casorio, novena de las Carmenes, el Mes de María o velorio de angelito al que “uno le cantaba sus tonás,” para donde son requeridas, queridas y muy bien atendidas.
Con ese libro, el Taller quiso rescatar la historia y conocer nuestra identidad. Descubrir desde luego que cada cantora tiene muy adentro el lugar en que ha vivido, su familia, sus casas, sus patios apisonados, sentir el perfume de sus flores y de sus huertos. Y una cantora no se hace por generación espontánea sino que hay un destino que recorrer, desde la niñez, de la herencia de sus mayores, de madres y abuelas, vecinas y parientes, de canciones ajenas que se vienen cantando en el tiempo y propias principalmente. “Aprendí a tocar por tercera alta, por transporte españa y por guitarra. Hay tantos toquíos, pero son más antiguos. Es un don que nuestro señor me dio al nacer, y que tendré que morir con él. Por eso es lo más grande que tengo. Por eso no me he casado porque tenía un novio campesino. Un hombre muy buen mozo, de muy buena familia, de dinero. Entonces yo pololeaba con él. Un día me dijo que él se iba a casar conmigo, pero yo tenía que dejar la guitarra.”
Cuando escuchó eso, le dolió mucho y se expresó diciendo: “si uno con cantar no hace nada, no comete nada malo. Porque a mí todo el mundo me respeta cuando salgo a cantar”.
Entonces doña Edith le agregó que se acababa todo, que se olvidara de ella, “que prefería mil veces la guitarra antes que él”.
Ver como ese grupo TAC hizo recorridos aquel año por los campos de Chillán, por Quinchamalí, en donde las loceras hicieron tradición de la guitarrera de greda negra y sus filigranas, por San Nicolás y Portezuelo, sobre todo en este último pueblo en donde se pusieron en contacto con las cantoras populares, con su oficio de cantar, con las tradiciones y comprendieron que ellas eran fuentes de nueva vida.
Iván Contreras R. 2011
Fotografía "Guitarrera de Quinchamalí": manosdelalma.cl