lunes, 6 de octubre de 2008

A la hora del almuerzo nuestro. Iván Contreras Rodríguez


Las noticias y los avisos a ser emitidos en la televisión o en la radio, a la hora de almuerzo, deben ser cuidadosamente escogidos. Porque los hechos horrendos no son buena compañía mientras tomamos el obligado alimento del mediodía; ni aquellos referidos a delitos cruentos, a los problemas de escurrimientos de líquidos desde los vertederos, o a lo relacionado a cosas no deseables de seres humanos o animales.

El aviso comercial debe ser meticulosamente planificado para llegar al objetivo deseado. Frecuentemente hay que tragarse a la hora de nuestro sustento consejos u ofertas que producen en nosotros agravios y ofensas a nuestra delicadeza inferidos por unos “creativos” comunicacionales que creen conocer a la masa consumidora y lo que ella tolera escuchar, pero que se equivocan provocando un resultado negativo y más bien contraproducente.

He sabido que en China, pueblo discreto y refinado, se prohíbe entregar – a la hora de las meriendas- todo tipo de noticias o avisos inconvenientes. Y por qué si ellos pudieron – siendo tantos- fijar una norma de vida como esa, ¿no podríamos nosotros, que somos tan pocos, hacer lo mismo?. En Chile, un país en que se tiende a codificar la existencia diaria de los ciudadanos, debería aplicarse leyes taxativas para que no se transmitan noticias ni avisos inoportunos. Nuestros parlamentarios, que a menudo hacen lo que sus electores no querrían que hagan, creo que tienen aquí un buen asunto que los cubriría de gloria y proponer una ley que todos aplaudiríamos y que nos evitaría escuchar “cochinadas” a la hora sagrada de nuestras comidas.

Iván Contreras R.