En el periódico de ese día se anunciaba una charla sobre la historia y evolución de las hortalizas que consume el pueblo chileno. El tema me interesaba, pues quería saber que había en cada metro cuadrado de nuestro territorio y por ser novedoso había bastantes oyentes al llegar al auditorio. El charlista, un ingeniero agrónomo estaba preparando lo necesario del material visual y su exposición la inició diciendo que él era un perito en maíz que vivió desparramándolo por todo el país y también experto en tomates.
Pero ahora quiso hablar del tomate que – según nos expresó – es la hortaliza de mayor uso en el mundo. Es una solanácea propia de América y se le reconoce, más bien, un origen en México y Perú siendo cultivada en los diversos países para ser tratada fresca, natural y en conserva, como fruto, en salsas o como jugo. De ser silvestre pasó a ser domesticado, lo que nos está diciendo que detrás del tomate actual – como de todas las otras hortalizas- está la mano del hombre. Las plantas rústicas tienen genes de gran calidad y son los que se van mezclando para hacerlas domesticas. En los primeros tiempos era de pequeña producción y duraba muy poco. Todas sus falencias se fueron mejorando en los huertos de personas preocupadas, como él mismo en las cercanías de Quillón y por ejemplo para lograr una mayor duración en el mercado se llegó a una cosecha escalonada. Por ser delicados, un gen suyo -el gen rin dijo el charlista- le dio firmeza, por hibridación, por mutación para que tolerara los viajes sin arruinarse. Firmeza es lo que más le interesa al intermediario.
Entre las ideas que expresó el conferencista, me pareció digno de consignar que en general no consumimos lo que debemos consumir, que comemos lo que le interesa al proveedor que hagamos y que para él queda el doble de lo que recibe el agricultor o productor. El tomate varía según el polen del ejemplar que esté al lado o sea se van formando dos tipos de plantas. Del más antiguo, aquel que conocimos con las características de tomate primario cuando éramos pequeños, su semilla es la AC 55. Que la germinación necesita agua, que no hay que sembrar demasiado profundo la semilla preparada en los viveros. Si se la pone muy hondo no tendrá fuerza para salir, tampoco en tierra muy apretada. Hay que dejar una distancia aproximada de 40 centímetros entre cada mata y para evitar las plagas plantar temprano, antes que se desarrollen los insectos.
Cosas que nosotros no conocemos, pero que los vegetales sí saben recibir son ciertas unidades calóricas que se distribuyen en el año, necesarias para llegar a su plenitud, lo mismo ha de suceder con el agua, que la que ha de caer caerá. Lo que como remate de la disertación me admiró fue el consejo de dejarlos unos días en la cocina para consumirlos en su sazón, pues su color rojo oculta cierta falta de madurez.
Iván Contreras R. 2011