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Un cuadro representando girasoles, estaba haciendo de fondo a una mesa redonda de un tema regional en la televisión. Me llamó la atención que se viera mejor que en la realidad del muro de la galería en sus colores y armonías. En pueblos y campos de Chile es posible encontrar la planta de esta flor y en el caso de esa pintura fue resultado de recorrer las calles de Santa Juana en donde pude encontrarlas tras los cercos de los huertos, plantas altas floridas visibles que se ofrecen a los paseantes y que en este caso como artista poder apropiarse de ellas. Seguramente fueron plantas silvestres, pero con el tiempo domesticadas aportando sus matices dorados brillando como el mismo sol o más bien reproduciéndolo como si fueran un espejo y en los interiores de las habitaciones como conjuntos de floreros generosos. En la agricultura se le cultiva con fines industriales por sus semillas para exprimirlas y obtener de ellas un sano aceite para cocinar. Por entonces en las vegas y chacras de Malleco se sembraban matas de girasoles, más bien, como notas de alegría y sus flores siempre dirigidas al sol aprovechando su cualidad de fototropismo de tal modo que su luz y calor estará madurando hasta el último grano.
Llamada también maravilla o mirasol es originaria de América, de maduración anual podía alcanzar grandes tamaños y sus flores eran atractivas para pájaros, insectos y animales, y el hombre habrá trabajado junto a ellos probándolas como inconvenientes o que fueran buenas para la vida. Se estima que su cultivo provenga del año 1000 A. C y junto a otras plantas como las papas, zapallos, maíz, paltas etc forma parte de alimentos útiles a los antiguos americanos, que en este caso consideraban además sus flores como una imagen o símbolo del sol. Hay una fecha, se calcula que en 1515 pasaron los primeros girasoles a Europa y allí supieron usarlos como alimento, sobre todo el aceite de sus semillas siendo desde entonces cultivado como oleaginosa y como planta ornamental.
La forma de la flor es muy característica, amarillos variados en sus pétalos y su corazón circular de semillas cafés, ocres, rojizas algunas. El pintor Vincent van Gogh – 1853-1890- siempre pobre de temas para sus pinturas tuvo en los girasoles, motivos magníficos, que él conseguía en los potreros y las florerías. Organizaba su trabajo en series y de los girasoles realizó conjuntos de cuadros en jarrones grandes para unas flores grandes, frescas, marchitas y secas guardadas en el taller, aplicándole abundante pintura para acentuar las fuerzas de sus texturas, encontrándose en los principales museos de Europa. Realizó diferentes versiones alcanzando altos precios en el mercado del arte y en 1987 se vendió en un remate un florero con quince ejemplares a un precio altísimo y que fue llevado al Japón. Hoy todos nosotros relacionamos esa planta con el pintor holandés, con la síntesis de su forma, de sus hojas y de sus bellos colores.
Iván Contreras R.2011
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